miércoles, 6 de junio de 2007

ATRACO A LAS 3

Levantando la falda a la luna de un jueves descafeinado por la inminente llegada de los examenes universitarios. Son las 3 de la mañana y paseo el verde esperanza por una ciudad con el alma escondida. Llego a la zona del casco viejo y veo un chaval que me levanta la mano. Su cara me resulta familiar. Puede ser que sea la tercera o cuarta vez que lo recojo. Siempre el mismo día, más o menos a la misma hora. Me dice la dirección y confirmo, es el que me deja al lado de casa como un guiño de que hasta allí ha llegado mi jornada. Lleva el mismo estado de embriagadez silencioso de siempre. En medio de nuestro habitual "fujitsu" una voz exaltada aparece en la emisora. Es el testigo radiofónico de un atraco a un compañero. Se oyen plegarias del tipo "por favor, no llevo más dinero, he salido a trabajar ahora". la voz denota un compañero de edad avanzada. Confirma el atraco a punta de cuchillo,señala la ubicación del suceso y breve descripción del sujeto. La maquinaria solidaria de la flota comienza a funcionar. Los que están más cerca acuden por los alrededores mientras otro compañero llama inmediatamente a la policía. Al minuto me toca pasar a unos 200 metros de la zona, me paro y ya hay 5 o 6 taxis que han acorralado al valiente atracador. Un coche de policía pasa a medio metro mío a toda velocidad. Termino mi recorrido , viendo que no es necesario que vaya,con el chaval del cuál salen sus primeras palabras "que valiente hijodeputa, ir a atracar a un taxista". Vuelvo al lugar justo cuando están metiendo al elemento en cuestión en el coche policial.Me paro al lado y me da justo para mirarle a los ojos buscando quizás registrar su mirada. Ya hay unos 20 taxis parados allí, ala vez que paro llegan lo menos otros 10. El compañero lleva un pequeño corte en el brazo. Esta vez el disgusto se quedo ahí. Poco a poco vamos volviendo a los coches como subiendo la guardia,que muchas veces podemos bajarla por inercia. Con una rápida mirada tenemos que averiguar si un servicio es sospechoso o no. Aunque tiene un amplio margen inevitable de error esa noche todos haremos esa mirada con mucha más minuciosidad. Quiero quedarme con lo bueno y, aunque en apariencia es algo normal,en un mundo donde cada vez cada uno va más a la suya, tranquiliza el saber que los compañeros con los que nos peleamos muchas veces las carreras van a a estar muy atentos y a reaccionar con la rapidez necesaria para solventar en la medida de lo posible estas situaciones de riesgo.
Esto es parte de la profesión, pero también parte de la vida y lo acepto como lo que es. Sin miedo, pero siempre alerta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que buena onda que escribas de tu vida, creo que la vida de un taxista es una de las mas divertidas en cuanto historias, espero que nunca te suceda algo asi como a tu compañero.
Nos leemos desde Mexico

Anónimo dijo...

CARPE-DIEM...

Hola,he descubierto tu blog atraves de "ni libre ni ocupado".
Un placer leerte.